Tras huellas digitales que preserven el muralismo

2022-09-12 13:10:04 By : Ms. youki liu

La cera se utiliza como aglutinante de los pigmentos que le brindan profundidad a los colores y a las propiedades visuales de las formas. Diego Rivera retomó con éxito la técnica de la encáustica para pintar en 1922 el mural llamado La Creación, hoy resguardado tras las paredes del Colegio de San Ildefonso, que a principios del siglo XX funcionaba como sede del Plantel Número 1 de la Escuela Nacional Preparatoria. La encáustica surgió en la antigua Grecia, pero cayó en desuso en la Edad Media. Durante el siglo XX revivió bajo la mirada de distintos artistas en todo el mundo.

El mural de Rivera fue pintado en el interior del Anfiteatro Simón Bolívar, sobre el muro del proscenio de lo que fuera la concha acústica para un órgano monumental. Dentro del nicho se ve la figura de un hombre con los brazos abiertos en cruz, mientras en las orillas laterales se observan las siluetas de un hombre y una mujer desnudos. Quien posó para esta escena fue Lupe Marín, con quien Diego se casó. 

La información histórica se profundiza a través del estudio profundo de los materiales del mural realizado a base de resina de copal emulsionada con cera de abeja y una mezcla de pigmentos fundidos con fuego directo. Un equipo multidisciplinario de especialistas del Laboratorio Nacional de Ciencias para la Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (LANCIC) empleó equipo tecnológico portátil, así como protocolos precisos para realizar análisis y diagnóstico de esta parte vital del patrimonio cultural de México y cuya mirada promueve una mejor conservación de la pieza que este año cumple un siglo.

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Diferentes tipos de espectrometrías se usan para medir las propiedades de la luz sobre el espectro magnético y así determinar su composición. De esta forma, se generan gráficos para diferenciar los materiales que constituyen sus “huellas digitales”. El laboratorio cuenta con sofisticado equipo para realizar técnicas de imagen, espectrometrías para caracterización in situ no destructiva, análisis microscópico y análisis químico. Estos estudios científicos de materiales se complementan con las investigaciones de historiadores del arte y otros especialistas. Participan en los proyectos investigadores de varios institutos de la UNAM, como Física, Química, Investigaciones Nucleares e Investigaciones Estéticas.

La doctora Nora Pérez, del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE-UNAM) señala que el LANCIC cuenta con un vasto equipo para registro fotográfico, como aparatos con distintas longitudes de onda dentro del infrarrojo que permiten profundizar en la imagen material de los materiales. “Se trata de tecnologías equiparables a las que se utilizan para estudiar los frescos italianos. También se cuenta con técnicas radiográficas y el uso de distintos equipos de espectroscopias que permiten entender la composición química de materiales que están en el mural, la obra adherida a la arquitectura que no se puede estudiar separado. Este equipo portátil llega al bien cultural y permite descifrarlo sin necesariamente tener que extraer alguna muestra”.

Además de que es equipo capaz de determinar materiales y técnicas, también da pistas sobre las diferentes etapas de creación (diferenciando el trabajo de los artistas con el de sus trabajadores), así como intervenciones o restauraciones que no han sido documentadas. “Mediante estas técnicas se puede ir viendo cómo se fueron trabajando las diferentes secciones, donde se distinguen las etapas de creación de la obra. Así, hay murales como los de la Biblioteca Lerdo de Tejada que tardaron 10 años en hacerse, pero también está el de Juan O´ Gorman en el Castillo de Chapultepec, un retablo de la Independencia de México que tardo un año en crearse”. 

Explica que el contexto documental, ayuda a entender las variaciones de materiales y técnicas que también dependen de la disponibilidad de recursos y cambios de presupuestos de los que siempre depende el arte.

La revisión del primer mural de Rivera está integrada por el proyecto “El espacio y el color. Estudios interdisciplinarios del arte moderno mexicano”, coordinado por la doctora Sandra Zetina, también investigadora del IIE-UNAM. Además de La Creación, se trabajó en La alegoría de la Virgen de Guadalupe, de Fermín Revueltas. Este mural también se encuentra al interior del Colegio de San Ildefonso. Paralelamente a su análisis, se trabaja en un proyecto de digitalización de los murales en tamaño real.

“La encáustica utiliza materiales orgánicos y es importante saber cómo se están degradando, de qué dependen los cambios de color y otras cosas que se transforman en la obra porque finalmente conocer la materialidad es promover la conservación de una pieza con un siglo de antigüedad”, señala Sandra Zetina quien sigue más pistas del trabajo de Diego Rivera en París, lugar donde vivió doce años. Ella comenta que la idea de la primera parte del proyecto es tener una mirada del primer momento del muralismo, donde se hace presente la encáustica para dar paso a la segunda técnica que es el fresco.

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En Europa se encuentran algunos de los antecedentes de la etapa muralista de Diego Rivera donde experimenta e incorpora técnicas y recursos del lenguaje artístico moderno. A partir de su contacto con Picasso y otras figuras de la época, será el cubismo el que domine su obra antes de que ésta se transforme en abanderada del arte moderno mexicano. Zetina cuenta que durante la Primera Guerra Mundial, cuando Diego estuvo viviendo en Europa, se enfrentó a la escasez de materiales, pero eso también le permitió experimentar con nuevos elementos. Empieza a trabajar con materiales de construcción, pero también utiliza las ceras.

Nora Pérez acota que durante los siglos XIX-XX hay un boom industrial que provoca que los artistas experimenten. “Así vemos todos estos cambios con respecto a los materiales, plasmados desde los primeros murales hasta los últimos de su vida. Se observa cómo se van acoplando los materiales modernos, como el cemento, conglomerados de madera, fibra de vidrio, lo que también se ha visto más claramente integrado en la obra muralista de David Alfaro Siqueiros, materiales modernos prefabricados que empatan con los discursos modernistas”.

Pérez explica que finalmente se trata de muros de expresión, donde cada muralista selecciona materiales también en referencia al discurso que se quiere dar. “Siqueiros da un discurso sobre modernidad y entonces los materiales que usa son los más nuevos que salen al mercado, en contraste con Rivera que después de la encáustica trabaja la técnica del buen fresco, técnicas antiguas. El uso del material forma parte de su discursos, pero también marca el camino de cómo la obra se conserva hoy en día”.

"Se trata de tecnologías equiparables a las que se utilizan para estudiar los frescos italianos y también se cuenta con técnicas radiográficas” NORA PÉREZ Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM

Estudiando la etapa cubista de Rivera, Zetina señala que finalmente se reinterpretan los problemas del cubismo en las búsquedas de la representación del espacio durante el muralismo. “Cuando se enfrentan a la arquitectura, se replantean las estructuras geométricas en temas fundamentales para este movimiento, como la perspectiva poliangular y la sección aurea”. Este proyecto es apoyado por el Observatorio de Patrimonios de la Universidad de la Sorbona, mediante el intercambio de profesores y estudiantes de posgrado para dar el seguimiento de las temáticas sobre arte moderno que comparten Francia y México.

Los proyectos más importantes del LANCIC en los últimos años han incluido desde el estudio de algunos de los códices coloniales más importantes, hasta el desarrollo de una metodología para detectar la grana cochinilla en piezas de arte de todo del mundo. La doctora Pérez agrega que muchos de los proyectos en puerta en la actualidad están enfocados a los estudios de productos naturales regionales detectados en materiales endémicos encontrados en diferentes tipos de patrimonio. “Hace falta crear bases de datos de referencia regional, desde rocas hasta plantas y colorantes orgánicos”.

Otra de las actividades permanentes necesarias del LANCIC es la formación de recursos humanos, pues en México no existe una licenciatura como tal de ciencia del patrimonio, así que se desarrolla como preparación interdisciplinaria donde confluyen historiadores del arte, biólogos, ingenieros, físicos, químicos, arqueólogos y arquitectos, entre otros. 

“En términos de proyectos, una labor necesaria es vincular esta labor con las universidades estatales porque México es muy grande y estamos centralizados. LANCIC tiene sede en la Universidad de Campeche que apoya en toda la parte de la región sur del país, pero falta trabajar más hacia el occidente y centro. Falta trabajar más con pequeños laboratorios y finalmente entender al patrimonio cultural como conocimiento integrador donde confluyen ciencias y humanidades sin una tajante línea divisoria”, afirma la doctora Pérez.

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