México es rico en historia, cultura, paisajes y comida, así que no debería sorprendernos que nuestro país cuenta con 132 pueblos mágicos que destacan por su folclore único, una amplia historia, belleza natural deslumbrante y una buena infraestructura turística.

Al hablar de pueblos mágicos, seguramente imaginas un lugar de playa como Sayulita o Tulum, o incluso lugares más lejanos como San Cristobal de las Casas o Xilitla. Pero afortunadamente hay algunos pueblitos cerca de la Ciudad de México que TODOS deberían conocer y visitar más de una vez. Después de todo ¡están cerca!

A nivel del cielo se alza el monumental Santuario de la Virgen de los Remedios, templo construido por los conquistadores españoles, cuyos pilares descansan sobre una pirámide prehispánica en honor al dios de las nueve lluvias. Al fondo se asoma el volcán Popocatépetl y múltiples templos religiosos completan lo que es el pueblo mágico de Puebla, Cholula.

La escena gastronómica aquí refleja la fusión del viejo y el nuevo mundo de la ciudad. Sus dulces tradicionales, el rompope, el mole poblano y el chile en nogada, son los favoritos de todos.

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Resplandecientes joyas de plata aparecen en cada rincón de Taxco, uno de los pueblos mineros más antiguos de América y reconocido mundialmente por su gran producción de este preciado metal. Pero más que un pueblo minero, sus calles empedradas te guían a pintorescas callejuelas, encantadoras plazas y al templo de Santa Prisca, un verdadera joya de la arquitectura colonial en México.

También puedes salir a la carretera y conducir durante 35 minutos hasta las Grutas de Cacahuamilpa, un sorprendente sistema de cuevas y formaciones geológicas. En cuanto a la gastronomía, obviamente tienes que probar el delicioso mole rosa.

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Valle de Bravo es el destino por excelencia para los deportes extremos cerca de la Ciudad de México. Al ingresar por el camino bordeado de bosques, el cielo comenzará a llenarse de parapentes. Los amantes del agua se regocijarán en su hermoso lago, donde los deportes comunes son el esquí acuático, el kayak y la navegación.

Si prefieres las actividades tierra adentro, el ciclismo de montaña y el trekking son excelentes opciones, y para el hospedaje, opta por una cabaña con chimenea para tener un lugar donde calentarte cuando las temperaturas bajen por la noche.

De noviembre a marzo también puedes vivir uno de los espectáculos naturales más hermosos de México: la llegada de las mariposas Monarca que viajan todos los años desde Canadá. Hay tres santuarios de mariposas ubicados cerca de Valle de Bravo.

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Ubicado en un hermoso valle verde, el encanto de Malinalco radica en su combinación armoniosa de tesoros prehispánicos y coloniales. En lo alto del cerro, el místico sitio arqueológico de Cuauhtinchán muestra la grandeza de los tiempos antiguos cuando los aztecas dominaban la zona.

Abajo, en el centro de la ciudad, un antiguo convento agustino con un exterior medieval alberga grandes murales pintados por artistas nativos. Calles empedradas, casas coloridas, pequeños templos religiosos y excelentes restaurantes locales hacen de este destino un pueblo verdaderamente mágico.

Si vas entre semana, tienes que visitar el tradicional mercado callejero de los miércoles que data de la época prehispánica y donde encontrarás productos hechos a mano, comida, cerámica y plantas.

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Ubicado en una región vitivinícola, la mayoría de los visitantes vienen a Tequisquiapan para realizar catas de vino en los viñedos y bodegas cercanas. La mejor época para visitar este pueblo mágico es a finales de mayo durante la Fiesta Nacional del Queso y el Vino cuando cientos de personas de todos los rincones del país ven a disfrutar de las delicias gastronómicas locales.

Un buen fin de semana en este destino también incluye nadar en aguas termales y comprar artesanías de ópalo (hay minas de ópalo en los alrededores).

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Nombrado como el primer pueblo mágico de México, Huasca de Ocampo tiene un apasionante pasado minero con haciendas dedicadas al oro y la plata, ninguna de las cuales sigue en funcionamiento, pero son fieles testigos del antiguo esplendor de la zona.

Los prismas basálticos, formaciones rocosas talladas por el agua, son definitivamente uno de los atractivos más importantes, pues hay pocos lugares en el mundo donde se pueden encontrar estas columnas naturales.

Huasca es también un lugar místico, y los lugareños realmente creen que los duendes viven a su alrededor. Durante un recorrido nocturno por el “bosque mágico de los duendes”, los visitantes pueden aprender sobre las formas de vida y costumbres de estas criaturas mágicas.

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¿Un pueblo donde siempre es Navidad? Suena raro, pero todo en este pueblo gira en torno a sus adornos navideños de vidrio elaborados localmente. Durante décadas, los artesanos de Chignahuapan han dominado el arte de hacer adornos, y hoy en día más de 3,000 lugareños elaboran hermosas piezas en aproximadamente 200 talleres que están abiertos al público para venir y observar.

Si te encuentras en Chignahuapan durante el Día de Muertos (1 y 2 de noviembre), debes visitar el lago, que está bellamente iluminado con velas como parte del Festival Luz y Vida.

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En el momento en que pisas sus calles empedradas, sabes que has llegado a un lugar especial. Gente alegre, arquitectura encantadora y comida deliciosa se pueden encontrar en todas las direcciones en Tepoztlán, un pueblo mágico custodiado por el majestuoso cerro del Tepozteco.

El mercado de abastos es una mezcla de colores, olores y sabores, los restaurantes tepoztecos deleitan los estómagos hambrientos con algunos de los mejores antojitos tradicionales como quesadillas, sopes y tacos. Después de un buen paseo por el pueblo recorriendo galerías de arte y el hermoso templo de la Natividad, puedes recorrer las tiendas de artesanías, relajarte en un temazcal y darte un baño de vapor prehispánico.

No puedes ir a Tepoztlán sin subir la cima del cerro Tepozteco para disfrutar de vistas increíbles y descubrir un pequeño templo dedicado al dios prehispánico Tepoztecatl.

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Un monolito de 10 millones de años es el principal atractivo de este colorido pueblo lleno de templos y antiguas casonas coloniales. Obvio hablamos de la Peña de Bernal, la tercera más grande del mundo después del Peñón de Gibraltar y el Pan de Azúcar en Brasil, un punto caliente para los escaladores y amantes del rappel.

Los tejidos de lana como edredones, manteles y alfombras son elaborados por los lugareños desde hace más de 100 años, también son una tradición que se transmite de generación en generación.

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Conocido como el lugar de nacimiento de la empanada mexicana o paste (hispanizado a la pasta), Real del Monte también es reconocido con el nombre de Mineral del Monte. Como era de esperar, y como habrás adivinado por la herencia de la empanada y el estado 'gemelo' que comparte con las ciudades de Cornualles, Reino Unido, este pueblo alguna vez fue famoso por ser un pueblo minero.

Hoy en día, puedes explorar sus calles sinuosas, su agradable plaza central e incluso el festival anual de pasta que tiene lugar a mediados de octubre.

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