Familias enteras han crecido con los vasos y platos indestructibles de vidrio templado de Duralex. Esas vajillas de color ámbar y verde que aún siguen viva en algunos hogares dejarán de fabricarse a partir de noviembre. La coyuntura económica mundial ha derrotado a la industria francesa que ya presentó concurso de acreedores en 2020.

La subida del precio de la energía ha obligado a la empresa a cerrar la única planta que tenía en Orleans. "En condiciones normales, la energía invertida en la fabricación de vidrio representa entre un 5 y un 7% de los costes energéticos de la facturación. En estos momentos representa el 46%. Y esto es inviable", ha explicado el presidente de la empresa, el catalán José Luis Llacuna en una entrevista a Catalunya Ràdio.

La fábrica, que en estos momentos tiene 250 trabajadores, cerrará durante cinco meses a partir del 1 de noviembre y sus empleados se irán al paro y cobrarán el 95% del sueldo, por los esfuerzos del gobierno francés para proteger a las familias ante la escalada de precios de la energía.

El presidente de la firma cree que muchas empresas están en situación similar y pone en grave riesgo a la industria europea: "Se cerramos las industrias productivas en Europa, ¿a dónde iremos a comprar los productos que se producen hoy en Europa? Todos tenemos la respuesta y eso es totalmente contrario a lo que buscamos políticamente e industrialmente", ha dicho Llacuna que cree que, si sucede, "será muy difícil de gestionar para Europa", ha dicho.

Según ha explicado, junto a la icónica Duralex, otras 300 grandes empresas francesas están en riesgo de desaparecer por la crisis energética que atraviesa Europa en la actualidad.

Tras 75 años de andadura, la compañía, radicada en La Chapelle-Saint-Mesmin, en Loiret (Francia), comercializaba sus productos en un centenar de países y tomó su nombre de la máxima latina 'Dura lex, sed lex': la ley es dura, pero es la ley. La firma empezó su andadura en 1945 y fue uno de los símbolos europeos de la segunda mitad del siglo XX.

Perdió fuelle en la década de los 80 y en la actualidad, se han convertido en objeto de coleccionista de aquellos niños ahora nostálgico por recuperar las que fueron sus tazas del desayuno.

Sus platos, platos y tazas se caracterizaban por su resistencia y durabilidad. Hubo una época en que las vajillas Duralex suponían un símbolo de progreso frente a las tradicionales de porcelana.