Decían las abuelas que los huesos son lo que da sabor al caldo y esta es una verdad absoluta. ¿Te imaginas recoger todo ese sabor en una mantequilla que le de ese sabor carnoso a cualquier platillo que cocines? Aquí te decimos cómo.

Estta gran idea se elabora cocinado lentamente los huesos hasta que estén bien dorados como caramelo, de modo que impregnan con todos sus sabores carnosos la grasa de la mantequilla.

La primera etapa es quizás la más engorrosa: guardar todo lo que parece residuo pero no lo es. Igual sirven los huesos de ave que los de res, cerdo o cordero; no tengas empacho en utilizarlos todos. Una vez que tengas suficientes, comienza el show.

En pocas palabras, puedes usarla igual que la mantequilla habitual o aceite, aquí sólo unas cuantas ideas:

Y si quieres aprender a preparar otro prodigio para tener guardado en el refrigerador y que te va a ayudar a darle un extra de sabor a cualquier platillo, pasa por aquí.

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